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"En Rusia somos españoles; y aquí, rusos"

Luis Lavín es un niño de la guerra que participó como teniente de aviación en la defensa de Estalingrado Ahora, a sus 80 años, vive en Nules, con una pensión de 450 euros, y lamenta que el Estado les haya olvidado.

A. LLORET 13/11/2005

Luis Lavín Lavín, un niño de la guerra que participó como teniente de aviación en la defensa de Estalingrado, reside ahora a sus 80 años en Nules con una pensión de 450 euros.

Nació en Bilbao el 9 de marzo del 1925, hijo de Manuel Lavín y de Quintina Lavín, vivía en un edificio de la calle Sombrereria de su ciudad natal cuando en el año 1937 se iniciaron los bombardeos nacionales sobre la ciudad. Ésto motivo que, junto con casi 5.000 niños más, cuyas edades oscilaban entre los dos y los 12 años, el día 14 de junio del 1937, fuera evacuado en el trasatlántico La Habana. "Los niños íbamos como sardinas", afirma. Desembarcaron en la población francesa de Burdeos; desde donde unos 1.700 de esos niños, entre ellos Lavín, acompañados por varias maestras tutoras, partieron en el mercante Sontay con dirección a la Unión Soviética.

Tras llegar a la fortaleza militar soviética de Konstrat, los niños fueron trasladados en autobús a Leningrado, donde les recibió una gran multitud. Allí permanecieron durante dos semanas y después se les condujo a Crimea, a los balnearios de las orillas del Mar Caspio.

Primeros años

A inicios de octubre de ese mismo año se les llevó a Kiev; donde Lavín permaneció cursando estudios en la capital de Ucrania hasta el año 1940. De allí, marchó a Moscú e ingresó en la escuela de aviación junto con otros 22 españoles para prepararse como piloto de aviación. Así que Lavín, con sólo 15 años, aunque oficialmente tenía 17, --pues se aumentó dos para poder inscribirse--, fue uno de los nueve españoles que pasaron el examen médico e inició los entrenamientos de aviador.

Sin embargo, "a los españoles no se nos permitía entrar a formar parte del ejército por nuestra condición de extranjeros", relata. Por mediación del director de la residencia, consiguieron que "el mariscal Borosilav, jefe de todas las fuerzas de la Unión Soviética, nos recibiera y nos comunicara la admisión en el ejército", añade. Ésto permitió a ocho de los nueve españoles ingresar en la escuela militar y instruirse en vuelos con los famosos

I-16 que habían participado en la guerra civil de España.

En 1942 actuó ya en los combates contra los nazis y fue herido. "Durante la dura batalla de Estalingrado, ya como capitán de aviación, participé en la protección del centro estratégico de la línea de abastecimiento; también me fui encomendado al acompañamiento de los aviones de asalto y de los aviones utilizados por los altos mandos del Gobierno", explica el protagonista. Además del ya citado I-16, Lavín pilotó los famosos Mig-3, La-5 y La-7.

Al finalizar la guerra, la división a la que pertenecían Lavín y otros españoles es trasladada a Baku, en el Caucaso, con la misión de defender la zona. En 1948, debido a la deserción del piloto español Burgueño, que huyó con el avión que pilotaba a Turquía, Stalin decidió expulsar del ejército a todos los españoles. A partir de entonces, Luis Lavín residió en Saratov, junto al Volga, donde trabajó en la fábrica de aviación como jefe de control de montaje, y donde pudo probar el celebre Mig-15.

En 1946 Lavín se había casado con Svetlana Maruseva, una enfermera ucraniana de 17 años, veterana de Stalingrado, con la que tuvo un hijo, que actualmente reside en Saratov como técnico de maquinaria polígrafa. En 1957, Lavín regreso a España, junto con su familia, pero por un corto periodo de tiempo, dadas las dificultades de la situación política de la época y el desarraigo familiar producido.

En 1959 regresó a la Unión Soviética, a Corosten; y de allí a Moscú, desde donde la Cruz Roja le trasladó a Sataratov, donde trabajó como jefe del control de recambios en la fábrica la Hoz y el Martillo, durante 28 años.

El 13 de marzo de 1993 el matrimonio regresó definitivamente a España, como lo hicieron otros niños de la guerra. Iniciaron un peregrinar lleno de penalidades, primero en la residencia El Retorno, en la ciudad madrileña de Alalpardo. "La residencia fue un engaño", lamenta. Vieron como se les denegaba la ayuda del fondo de pensiones de Rusia, debido a que habían salido del país antes de julio del mencionado 1993; y las de la Comunidad Autónoma de Madrid por no haber residido 10 años en territorio español a partir de los 16 años de edad.

Reconocimiento

En el año 2000, por parte del Estado Español, se le reconoció a Luis Lavín una pensión de 454 euros. Su paso por el barrio marginal de la Coma, en Paterna, fue lamentable. Tuvieron que sufrir las afrentas y agresiones por una buena parte de sus habitantes que les insultaban llamándoles "rusos".

Por fin recalaron en Nules, donde actualmente residen en un piso de protección oficial en régimen de alquiler y reconoce que han sido bien acogidos por los vecinos. Lavín y su esposa afrontan la situación con toda la dignidad y entereza, pero no dejan de apuntar su lamento: "Nadie se acuerda de nosotros, en Rusia nos dicen que somos españoles y en España nos llaman rusos". "Desde el año 1993 estamos esperando un estatuto propio para los niños de la guerra", concluye.

*Fuente : Mediterraneo, 13 de noviembre de 2005