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Gómez Llorente, sobre el exilio

El que fue primer diputado socialista por Asturias reivindica el papel de los dirigentes refugiados en el extranjero para explicar la consolidación del PSOE en la democracia

Durante más de veinte años, Luis Gómez Llorente, primer diputado por Asturias del PSOE en la democracia, ha guardado un riguroso silencio político. Se alejó de la primera línea antes de la gran victoria de González. Gómez Llorente volvió a sus clases, de las que ya se ha retirado. Es un destacado teórico de la educación pública. Recientemente ha participado en las presentaciones en Madrid de la reedición del libro «Asturias y sus hombres», de Saborit.

Madrid, Vicente MONTES

Lejos de tratar de establecer paralelismos, sí existen puntos en común entre Andrés Saborit, el histórico dirigente socialista autor del libro «Asturias y sus hombres» (1964), y Luis Gómez Llorente, ex diputado por el PSOE y catedrático de Filosofía ya jubilado. A ambos la relación con el Principado les llegó de la mano de la actividad política en el PSOE. Y también a los dos la tradición socialista asturiana les marcó. Luis Gómez Llorente, primer cabeza de lista del PSOE al Congreso por Asturias en la democracia, es una de las figuras que mejor conocen los entresijos del partido en la clandestinidad de la dictadura y aún mantiene bien presente el papel que la dirección política del exilio jugó para el futuro de la formación socialista; también el libro de Saborit fue testimonio básico para preservar la memoria histórica del partido en el paso del desierto franquista.

Gómez Llorente decidió en vísperas de la gran victoria del PSOE de 1982 abandonar la política activa e iniciar una «opción de silencio». Se alejó de la primera línea de la vida pública, regresó en Madrid a sus clases de Filosofía y se implicó en la defensa de un modelo de enseñanza pública y laica. Colabora intensamente con la escuela Julián Besteiro de UGT. Para ella ha realizado cuadernos sobre figuras clave del PSOE. En el ámbito de la educación, Gómez Llorente continúa siendo un teórico de referencia.

Ya no fuma, más que en casa, la pipa que le caracterizaba en los años de diputado por Asturias; ahora prefiere nerviosos Ducados, uno tras otro. Hace paréntesis para LA NUEVA ESPAÑA y repasa reflexiones y recuerdos que le sirven para reivindicar la figura de aquellos que salieron de España para mantener vivo al PSOE. El compromiso: no hablará de él, sino del exilio, de modo que las concesiones a su figura quedan a decisión del periodista.

Gómez Llorente ha intervenido en las dos presentaciones en Madrid de la reedición del libro de Saborit que ha logrado la Fundación José Barreiro junto con KRK Ediciones. Para él, «Asturias y sus hombres» forma parte de su formación como socialista, siendo universitario en Madrid.

«Saborit escribió este libro con 75 años, en Ginebra», afirma. Gómez Llorente no le conoció allí, tampoco en Francia, sino ya en España, «en un chalecito de Madrid donde reposaba». Pero el ex diputado sí supo por otros compañeros de partido de «la extraordinaria sobriedad en que vivía y la escasez de medios». Conformó el libro que relata las raíces socialistas de Asturias «buscando en su memoria, en recortes y con fichas que guardaba en cajas de zapatos», por lo que el texto tiene «un mérito testimonial fabuloso».

A juicio de Llorente, el volumen tuvo una doble relevancia: «Fue un homenaje a los socialistas asturianos y constituyó un esfuerzo llevado a cabo por el exilio para mantener la memoria histórica». Gómez Llorente metió un volumen de «Asturias y sus hombres» en la maleta el día que se trasladó al Principado a iniciar la campaña electoral en junio de 1977. Antes de la Transición, los ejemplares llegaban clandestinamente y para muchos jóvenes socialistas constituía una referencia doctrinal. El ex diputado por Asturias reconoce que un gran número de militantes de los años de silencio se formaron bajo la referencia del socialismo asturiano.

«Los exiliados fueron continuadores del partido. Cuando salieron de España en 1939 lo hicieron divididos y enfrentados: había dos ejecutivas de la UGT, dos del PSOE. La división era un reflejo de las pugnas entre partidarios de Largo Caballero y de Julián Besteiro o de Prieto», señala. Gómez Llorente contactó con la dirección en Francia siendo un joven estudiante universitario. Acudió allí para obtener el beneplácito de los «históricos» para formar las Juventudes Socialistas. «Pese a las diferencias existía una voluntad de superación, con el amor a la organización por encima de todo y así lograr hacer una soldadura».

Fueron, además, «un referente moral» y enseñaron a aquellos socialistas del interior (como se denominaba a la militancia clandestina en España) «cómo organizar un partido, aprendimos la mecánica con la asistencia a congresos». Gómez Llorente recuerda, por ejemplo, su presencia junto con Miguel Ángel Martínez en el congreso de 1961, en Puteaux (Francia). Los asistentes del norte de España apenas se conocían entre sí y utilizaban nombres en clave para evitar las detenciones a la vuelta dada la sospecha de infiltraciones del franquismo entre los asistentes. En 1962, el propio Llorente fue detenido en Madrid.

«Al empezar la transición, el PSOE es el partido que primero se organiza y logra poner en funcionamiento toda su estructura; lo que se hace es transplantar a la dirección en España aquella vieja organización», que había sobrevivido en el exilio.


*Fuente: La Nueva España, 27 de febrerro de 2005

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«En los primeros comicios, el PSOE recibió el voto de la memoria»

Madrid

Luis Gómez Llorente recuerda un dato de las primeras elecciones democráticas en España, cuando él encabezaba la lista del PSOE por Asturias. «En cuanto recibimos los resultados, Rafael Fernández me dijo: "Qué curioso, casi casi, distrito por distrito, los resultados en Oviedo tienen la misma orientación que en 1936"».

El ex diputado considera, con la visión de conjunto que dan los años transcurridos, que cuando los españoles metieron la papeleta en las urnas en 1977, votó la memoria. «En 1977 estaba por un lado el Partido Socialista Popular (PSP) de Tierno Galván y por otro el PSOE de Felipe González», señala. «Si se piensa en estas dos figuras, en quiénes eran en aquel momento,Tierno Galván por un lado, y un joven y desconocido Felipe González... Y en cambio, el triunfo del PSOE sobre el PSP fue clarísimo. ¿A qué se debe? ¿A lo genial que lo hicieron los candidatos del PSOE?», pregunta.

Gómez Llorente da inmediatamente la respuesta: «Creo que hay un peso claro de la memoria, por la supervivencia de las historias que se contaban en voz baja» durante la dictadura franquista.

En ese proceso, en el de la memoria congelada durante más de treinta años, «la historia que Andrés Saborit hace de los socialistas asturianos constituye una pieza más del engranaje». Las otras son, principalmente, los socialistas que mantuvieron vivo en el exilio un PSOE que en el interior de España sólo era un cuchicheo creciente.

Ahora, alejado de la arena política, Gómez Llorente considera casi incuestionable este argumento. Sin embargo, las pugnas internas de un PSOE que debía afrontar nuevos tiempos dejaron al margen a muchos de aquellos dirigentes, algunos de los cuales se agruparon en un fracasado PSOE-Histórico. Por eso, el que fue el primer diputado socialista por Asturias trata de reivindicar el papel de aquellos hombres austeros.

Fuente: La Nueva España, 27 de febrero de 2005

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