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El Ministro de Defensa confirma que da por finalizada su carrera política

José Bono Martínez, Ministro de Defensa: "Combatientes de hace 60 años están más por la concordia que algunos arbitristras del momento"

Nació en Salobre (Albacete) y cumplirá en diciembre 54 años. Abogado laboralista, católico y socialista convencido, la polémica le acompaña desde que saltara a la escena política. Por seis veces ha sido elegido presidente de su autonomía, Castilla La Mancha, por mayoría absoluta. Perdió ante José Luis Rodríguez Zapatero el Congreso en el que aspiraba a convertirse en el candidato a la carrera por la Moncloa. Hoy es ministro del Ejecutivo que preside su antiguo oponente político por una cuestión de "honor y lealtad".

- ¿Hasta qué punto cree desdibujado el concepto de patria en España?

- Son pocos los que detestan a la nación española. Los que no son amantes de la igualdad de los españoles tampoco quieren a la patria que la garantiza. Aquellos que se creen únicos y mejores son, probablemente, los que no quieren estar unidos y juntos en el progreso. Pero son muy pocos y no hay que preocuparse. La España que quiero y en la que creo no es la que nos tiene a nosotros, sino la que nosotros tenemos. No es la que está irremediablemente hecha, sino la que hacemos cada día. No es una patria que nos impide, sino que nos consiente. Sí, sí, yo no soy apátrida. Y el día en que se encuentren un ministro de Defensa de España que no quiera a su país, lo mejor que pueden hacer es emigrar a otro, porque en este no habrá futuro.

- ¿Consideraba necesario, tras casi 30 años de democracia, más de 25 de Constitución, escenificar la reconciliación de las dos Españas en el desfile de la fiesta nacional?

- Fue propuesta del jefe de Estado Mayor de la Defensa. Esos hombres, que combatieron en trincheras enfrentadas hace sesenta años, tienen mucho más superada aquella situación y están más por la concordia que algunos arbitristas del momento. Pero vuelvo a decir que son pocos, hagan el ruido que hagan. Dicen que la División Azul desfiló por Madrid. No, mire, la División Azul ha desfilado durante muchos años por Madrid. En este caso, lo que ocurrió es que en el desfile hubo españoles del bando republicano y del bando franquista en la guerra. Unos tienen una historia personal y otros otra. Y uno de ellos había ido a la División Azul, como fue a la División Azul Quintana Lacaci (general asesinado por ETA), o el general Saénz de Santamaría, otro gran luchador por las libertades, o el cineasta Luis García BerlangaÉSesenta años después de aquello yo estoy dispuesto a que estén en un desfile, pero no a ajustarle las cuentas morales a nadie.

- Ha dicho que no va a presentarse a más elecciones. ¿Considera colmadas sus aspiraciones políticas?

- Más que colmadas. Yo soy hijo de un tendero, nieto de un arriero y de un labrador. He tenido el honor de presidir la tierra en la que nací, donde he batido un récord: me han elegido seis veces consecutivas por mayoría absoluta y ahora el presidente del Gobierno me ha encomendado la defensa de España. Qué más puedo pedirle a la política. Soy yo el que está en deuda con la sociedad y trato de pagar esa deuda trabajando con intensidad, siendo leal y, en la medida que puedo, no haciendo daño a nadie.

- ¿Retirará España todas sus tropas de Afganistán una vez concluido el proceso electoral o se quedarán para ayudar a la estabilización del país, tal y como ha pedido el propio presidente Karzai?

- España es el segundo país en número de soldados presentes en Afganistán: 1.040 efectivos. De ellos, hemos enviado 500 para facilitar el proceso electoral, que volverán una vez concluya. Pero quedan otros 500 en el hospital y en el aeropuerto de Kabul, con la misión que el presidente Karzai solicita y cumpliendo con las instrucciones de Naciones Unidas.

- La prensa internacional habla de la posibilidad de que, en otro escenario de reconstrucción, incluso Alemania se plantea enviar tropas a Irak ¿Bajo qué condiciones estaría dispuesto a reconsiderar el Gobierno el envío de efectivos?

- El Gobierno no tiene previsto que las tropas españolas vuelvan a Irak en ningún caso. Esa lección la tengo muy aprendida.

- Los sucesivos cambios de gobiernos del PSOE y del PP han traído como consecuencia giros de 180 grados en lo que se refiere a política exterior. ¿Eso puede llegar a afectar a la fiabilidad de España como aliado y hacer aconsejable un pacto de Estado en la materia, como sugiere el propio Rajoy?

- La política exterior, como la de defensa, son políticas de Estado y es conveniente que se hagan dentro de un marco de consenso y de acuerdo. Pero quien rompió el consenso en política exterior fue el Gobierno de Aznar cuando, en contra de la ONU, se fue a las Azores a darle la mano al presidente Bush y la espalda al pueblo español. Ese fue el inicio de la ruptura. El Gobierno de Zapatero lo que ha hecho es reconciliarse con la legalidad internacional y reafirmar los vínculos de alianza y de amistad con Estados Unidos. Porque retirar las tropas de Irak no es un gesto de hostilidad hacia un país amigo y aliado. En materia de defensa, las decisiones que toma el Gobierno no pueden ser contrarias a la voluntad de los españoles. Por eso, aunque la ley no lo exige, hemos llevado ante el Congreso nuestra presencia en Haití y en Afganistán. Qué diferencia de ir a las Azores a ir al Parlamento.

- Independientemente de lo que suceda en las elecciones presidenciales norteamericanas, ¿no cree necesario hacer un sobreesfuerzo diplomático para entibiar unas relaciones evidentemente enfriadas?

- Todo lo que se haga entre dos amigos para afianzar esa amistad tiene que ser bueno y en esa dirección tenemos que caminar. Sin embargo, el proceso electoral del mes de noviembre puede hacer que algunos esfuerzos queden más disimulados por la fuerte presencia mediática de esas elecciones. La voluntad del Gobierno español es la de incrementar los lazos de amistad y de alianza.

- ¿El aumento de un 4,2% en el presupuesto de Defensa con respecto al anterior ejercicio está relacionado directamente con la lucha contra el terrorismo internacional?

-El Ministerio de Defensa sólo contribuye a la lucha contra el terrorismo en la medida en que cumple misiones de paz encomendadas por Naciones Unidas y a través del Centro Nacional de Inteligencia, que este año ha tenido un incremento presupuestario considerable. De modo que parte de ese incremento sí tiene que ver con la lucha antiterrorista en su aspecto de inteligencia.

- Tras la decapitación de la cúpula de ETA son muchos los que ven más cerca el final de la banda terrorista. ¿En qué medida determinaría la normalización democrática del País Vasco?

- Cada vez que se mete en la cárcel a un terrorista, la gente de paz sentimos alegría y satisfacción. Pero el ministro del Interior, muy acertadamente, no ha querido tocar a arrebato porque, mientras haya un terrorista en libertad, existe el peligro de un atentado. Y además tuvo la generosidad, que en otras épocas no se usaba, de decir que ese era el éxito de todos: del actual Gobierno y del anterior también; del Gobierno de España y del de Francia. Frente a los terroristas tenemos que ser como una piña para, entre otras cosas, desmoralizarlos. No hay mayor alegría para los terroristas de ETA que ver divididos a los demócratas.

- ¿Se atrevería a dar algún consejo a su amigo Alberto Ruiz Gallardón, que finalmente ha tenido que retirar a su candidato, Manuel Cobo, frente a Esperanza Aguirre en la lucha por el control del PP de Madrid?

- Entiendo más de comicios abiertos que de elecciones internas en partidos políticos. Yo perdí un congreso, y con esos antecedentes, digamos que soy mal catedrático y más en casa ajena, como es el PP. Y a estos antecedentes míos, tan poco edificantes en cuanto a éxitos se refiere, le digo otro: que si yo, por ejemplo, hablara bien de Ruiz Gallardón, a lo mejor le perjudicaba. Y he optado por callar y decir solamente que a mí no me parece ningún delito presentar una candidatura, máxime cuando la verdadera legitimidad nace de la confrontación que se resuelve con los votos. Porque cualquier candidato que ha sido puesto a dedo, directo o indirecto, tiene un complejo considerable, porque sabe que lo que tiene se lo debe a otro y no a una colectividad. Eso, yo diría que es negativo, y si ahora me preguntan que a quién me refiero, les diré que no me refiero a nadie. Me puedo referir a Almunia, para que no piensen que sólo me refiero a Rajoy.

Ð ¿Ha visto ya la película de Amenábar "Mar Adentro"? Reabre una polémica aplazada por el Gobierno socialista: la regulación legal de la eutanasia.

- Yo soy incapaz de reproducir en mi vida la conducta de Bardem. A lo mejor alguien lo califica de cobardía, pero no soy capaz de beberme el cianuro para morir conscientemente. Espero vivir el tiempo que Dios quiera, pero no pienso adelantar mi propia muerte. En segundo lugar, tampoco ayudaría al suicidio de otra persona. Dicho esto, comprendo al que muere y al que ayuda. Por lo que se refiere al Gobierno, es un asunto en el que hay que ser muy prudentes y muy respetuosos. Con eso, el proyecto del Gobierno, cuando lo aborde, saldrá bien.

- ¿Qué le ha dado más satisfacciones, ser presidente de su tierra, Castilla La Mancha o ser ministro de Defensa?

- Yo nunca voy a sentir más satisfacción de la que obtuve cuando los castellano manchegos, después de 20 años de ser su presidente, me eligieron en votación secreta con un 58,5% de los votos. Sin embargo, para mí es un orgullo trabajar con el equipo de Rodríguez Zapatero y decir que el presidente ha tenido la generosidad de hacer ministro a quien compitió con él en el Congreso. Tiene la grandeza, además, de darme un margen de autonomía en mi labor de Gobierno, magnífica. Yo luché con locura para ser presidente de Castilla La Mancha en las seis ocasiones que lo hice, pero para ser ministro trabajé menos. Cuando me lo propuso el presidente lo consideré un honor y un servicio. En ese sentido digo que no me tocó el Ministerio en una tómbola, pero yo no lo busqué ni lo pedí. Lo acepté especialmente por lealtad al presidente.

"La Iglesia no puede dictar leyes al Estado"

- ¿Como católico, le preocupa que la Iglesia acuse a su Gobierno de practicar un "laicismo beligerante"?

- El Gobierno de Rodríguez Zapatero no quiere la guerra con nadie, y por lo tanto no es beligerante con nadie y mucho menos con la Iglesia. Queremos llevarnos bien. Y nos estamos esforzando en ello. Lo que ocurre es que la Iglesia católica no puede pretender dictar la legislación del Estado para todos los españoles, católicos y no católicos, porque esto sería un auténtico disparate. El Estado confesional católico ya dio de sí suficientes servidumbres y perversiones como para que ahora reeditásemos el nacional catolicismo. Yo, como cristiano y miembro de la Iglesia, trato de conciliar mis creencias religiosas con mis convicciones políticas. Y hasta ahora no me va mal, en conciencia, si bien es cierto que de cara al exterior no faltan fanáticos que no me aceptan en un sitio por ser del otro, ni en el otro por ser del uno. Pero no pienso renunciar a ninguno de los dos.

-Y desde esas convicciones, ¿se siente cómodo en un Ejecutivo que ha aprobado el matrimonio entre homosexuales?

-Me siento comodísimo. Si usted conociera al presidente y a mis compañeros de Gabinete de manera personal vería que son gente muy bondadosa a la que, desde mi visión evangélica, Cristo no les llamaría la atención como se la llamó a aquellos libertadores del templo que lo habían convertido en mercado. Yo leo el Evangelio con frecuencia y con gusto, y no he leído en ningún sitio que Cristo dijera, como ha invocado algún obispo citando a San Pablo, que en el Reino de los Cielos no entrarían ni los homosexuales ni los afeminados. Mantener esas teorías en el siglo XXI es vergonzoso. Desde mis creencias cristianas yo pienso que Cristo predicó el amor, no la Inquisición ni el infierno.

*Fuente : Faro de Vigo, Galicia. 17 de Octubre de 2004