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Los libros del exilio

El Editorial Ekin, referente de la cultura vasca tras la Guerra Civil, saca sus fondos

J. A. HERNÁNDEZ

Es la primera vez que participa en la feria del libro y el espacio que ocupa es pequeño, en comparación con el de las demás editoriales, pero acumula en su stand la voz y el conocimiento que los vascos exiliados en Argentina dejaron impresos en papel durante décadas. Se trata de la editorial Ekin, principal referente de la cultura y la diáspora vascas en Sudamérica desde su fundación, en 1942, por Andrés de Irujo -hermano del ministro de Justicia de la República, Manuel de Irujo-. Su viuda, María Elena Etcheverry -hija de vascos emigrados a Argentina- se encarga actualmente de preservar y difundir ese patrimonio; este año ha cumplido su sueño de llevar a la Feria del Libro y Disco Vascos gran parte de ese fondo bibliográfico.

"En otra época, estos títulos llegaban no sin cierto riesgo gracias al esfuerzo individual de personas que los traían", explica María Elena Etcheverry. Este año, gracias a un acuerdo suscrito con la editorial Txalaparta, los libros han podido viajar de forma más normalizada. "Queremos incluso que estén en las instituciones de tipo cultural, reponer los fondos de las bibliotecas o de instituciones culturales, para que de esta manera lleguen a más personas", añade la responsable de la editorial.

Ediciones originales
Entre los libros que están a disposición de los visitantes de la feria está la edición original de la primera publicación de Ekin en Buenos Aires, El genio de Nabarra, de Arturo Campión, o La comunidad Ibérica de Naciones, firmada entre otros por Manuel de Irujo en 1952. Algunos de esos títulos están "prácticamente agotados" y de otros quedan muy pocos ejemplares, según destaca Etcheverry.

Otra de las joyas de la colección es una edición en euskera y castellano de Martín Fierro -obra clave de la llamada literatura gauchesca del autor argentino José Hernández- traducida en Argentina por Txomin Jaka Kortexarena, un antiguo capellán de gudaris que desarrolló un intensa actividad cultural en el exilio. Entre los títulos también se pueden encontrar testimonios de la forma de vida de los emigrantes vascos en Argentina durante el tránsito entre los siglos XIX y XX. Según la responsable de la editorial, los lectores se han interesado sobre todo por las obras clásicas como las de Arturo Campión. "Hay un título de Ugalde que ha interesado muchísimo a la gente, Unamuno y el vascuence, imagino que por lo que ha significado esta última etapa de su vida tan dolorosa", destaca.

Otros libros tienen, en cambio, valor principalmente sentimental para aquellos que han vivido la diáspora y el exilio. "Hay un título, Cartas de tierra adentro, escrito por José María Garciarena, un hijo de vascos emigrantes, en el que el autor explica a su nieto por medio de cartas cuáles son los valores que él como vasco tiene y le explica cuáles fueron las dificultades que tuvo para radicarse en la Pampa", explica María Elena Etcheverry.

Novedades del siglo XVIII


Hay un tipo de lector que no busca la última novedad editorial. Forma parte del reducido círculo de los aficionados a los libros antiguos. "Es un cliente que viene buscando algo muy específico, que normalmente no encuentra en otros lugares, por eso para él encontrarnos es como llegar a una especie de isla", explica José María Esnal, responsable del stand de la librería donostiarra Izaro, principal punto de encuentro estos días para los amantes de este tipo de textos.

Entre los libros que se pueden encontrar en su expositor se encuentran auténticas joyas de la producción editorial vasca. Una de ellas es la primera edición de la obra Discurso histórico sobre la antigua famosa Cantabria, escrita por Aita Larramendi en 1736. También se puede adquirir obras de temática religiosa, como Confesio ta comunioco sacramentuen gañean eracasteac (Enseñanzas sobre los sacramentos de confesión y comunión, en euskera arcaico) escrito por Juan Antonio Moguel en 1800, o Jaungoicoaren amar aguindubeetaco azqueneco bosteen icasiquizunac (Enseñanzas sobre los últimos cinco de los diez mandamientos), redactado en 1817 por Aita Fray Bartolomé.

Otra de las joyas de la exposición es una primera edición de Martin Txilibitu, "que era una cuartilla, un catón de primeras letras en euskera, que se publicó en 1931, en los años anteriores a la República", según ilustra el responsable de la librería. En otras hileras destacan libros de temática costumbrista de la primera mitad siglo XX que impresionan por el colorido. "Las obras de las primeras décadas del siglo XX tienen un valor añadido, el de sus ilustraciones, de mayor calidad que las actuales, no porque ahora se pinte peor, sino porque las técnicas de impresión no destacan tanto los dibujos", añade el librero.

*Fuente : El Periódico, Durango. 2 de octubre de 2004