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afarIIREP se une al homenaje a Salman J. Salzman que nos envía CEDOBI

EN HOMENAJE A SALMAN J. SALZMAN

Krasilov, 1915 – Tel Aviv, 2005.

Desde el Centro de Estudios y Documentación de las Brigadas Internacionales (CEDOBI) en Albacete, dependiente de la Universidad de Castilla-La Mancha, deseamos unirnos a las manifestaciones de duelo, afecto y homenaje a la persona de Salman J. Salzman con motivo de su fallecimiento. Enviamos a su hija y nietos nuestras sentidas condolencias. Que el recuerdo de su figura perdure para las siguientes generaciones.

Salman visitó nuestro Centro en varias ocasiones durante la década de los noventa, ya que le gustaba venir a España y a Albacete, unas veces solo y otras acompañado de familiares a quienes les enseñaba los lugares que había visitado durante su participación en la Guerra Civil. Su última visita fue en noviembre de 1998, fueron unos días agradables y placenteros donde pudimos convivir con él, en los que le mostramos las poblaciones de Albacete y Tarazona de la Mancha 60 años después de la cruel guerra que él vivió.

En 1937, con 22 años de edad, llegó a nuestro país como voluntario para luchar contra el fascismo. No hablaba castellano, no conocía nada de este país. En nuestra provincia se encontró con localidades pequeñas y atrasadas, marcadas por la pobreza general y un escaso desarrollo. Por sus conocimientos de inglés fue encuadrado en el Batallón Mackenzie-Papineau, compuesto mayoritariamente por canadienses y ubicado en la Base de Entrenamiento de Tarazona de la Mancha. En España conoció la muerte de compañeros, la destrucción de pueblos... la miseria de la guerra.

Cuando le preguntábamos por qué decidió venir a España, él contestaba: “Hitler, Guernica, Federico García Lorca...” . Sintió que España era el lugar clave donde por primera vez podía combatir la injusticia y el ascenso del militarismo fascista internacional. La familia Salzman era de condición judía, y tuvo que abandonar su Ucrania natal ante las persecuciones y pogroms nacionalistas ucranianos. Estas persecuciones se repetían en la Alemania nazi de los años treinta, el mundo vivía el ascenso del fascismo, motivos que le hicieron convertirse en un luchador que tenía que venir a España. Consiguió dinero para realizar el viaje desde Israel (la entonces Palestina bajo dominación británica, donde su familia se había establecido tras un largo periplo de exilio desde Ucrania), llegando en barco a Marsella y cruzando los Pirineos a pie sobre varios metros de nieve. Sin embargo, vio que no estaba sólo. Muchos judíos y palestinos comenzaron el viaje a España con él y en el camino se unían franceses, alemanes, italianos, anglosajones… La esperanza, la ilusión, les llenaba a todos, el mundo vibraba por España y quería combatir al fascismo. Salzman nos decía lo siguiente: “Vine aquí hasta la victoria final sobre el fascismo, sin saber cuándo acabaría la batalla, un mes, un año… sin tiempo establecido […] luché por nuestra libertad y la vuestra […] y no quiero hablar de partidos políticos… nosotros luchábamos bajo una única bandera, la de la República”

Las Brigadas Internacionales eran unidades de choque destinadas a la primera línea de los frentes, y allí, camino del frente del Ebro descubrió la devastación de Belchite y las tumbas de muchos compañeros y amigos suyos en la famosa cota 666. En octubre de 1938, cuando se produce la salida de España de las Brigadas Internacionales, en su batallón sólo quedaban unas decenas de hombres tras los muertos, los mutilados y los prisioneros capturados por los fascistas. A su vuelta a Israel, llegó con 10 kg. menos de peso, sin dientes y con los pies bastante deteriorados por un principio de congelación que había sufrido en el frente del Ebro al disponer únicamente de periódicos para protegerse del enorme frío.

Salzman se emocionaba al recordar y hablar de España. En su último viaje nos dijo: “He vuelto para buscar mi juventud, pasé aquí los años críticos de mi vida […] España es una tierra sagrada, donde los mejores jóvenes regaron el suelo con su sangre y dieron su vida por la libertad”. Admiraba la valentía de los pueblos de España frente al fascismo, porque para él la guerra no fue una guerra civil, sino la primera batalla de la Segunda Guerra Mundial contra el fascismo. Tras España, se alistó voluntario con las tropas aliadas estadounidenses y combatió hasta la victoria final en mayo de 1945.

Dedicó grandes esfuerzos y muchos años de su vida a la localización y estudio de los archivos de las Brigadas Internacionales en Moscú, a donde viajaba casi todos los años para permanecer allí varios meses recopilando documentos, hasta entonces nunca inaccesibles, relativos a la participación de los judíos en las Brigadas. Estaba convencido de la necesidad de transmitir a los jóvenes su lucha y los ideales que había defendido, para que las nuevas generaciones conocieran el pasado y que no se repitieran los mismos errores. Era un hombre de paz, pero tuvo que luchar por ella y por la justicia y la libertad.

En sus visitas a Albacete siempre llevaba en la mano una rama de olivo, símbolo de la paz. Una paz que deseaba con todas sus fuerzas para el conflicto de Israel y Palestina, ya que el territorio histórico judío de Israel, la tierra prometida, era considerado por él como una tierra para compartir y convivir.

Tras varios años luchando, consiguió cumplir uno de sus sueños: plantar un bosque en Jerusalén con varios millares de árboles, un bosque llamado de “La Paz y la Amistad”, como homenaje a las Brigadas Internacionales, un monumento que está vivo, que no son hierros y piedras como la mayoría, y que está dedicado a los voluntarios de todo el mundo de cualquier credo. Él también deseaba que en Albacete se pudiera plantar un bosque en homenaje a las Brigadas.

En su última visita vivió un momento de gran emoción. En el cementerio de Albacete pronunció unas palabras en homenaje a los “Voluntarios de la Libertad” y en especial a su compañero Ali Abdel Halek, un amigo palestino, casi un hermano en las Brigadas, un héroe musulmán que murió en Albacete el 1 de abril de 1938. Las palabras de Salzman fueron un sentido homenaje a su compañero y a la vez un alegato por la paz y la convivencia entre palestinos y judíos. 

Centro de Estudios y Documentación

de las Brigadas Internacionales (CEDOBI).

*Fuente : CEDOBI, 6 de junio de 2005